En mi tercer día en Città di Castello, regreso a la Scuola San Filippo y me reúno de nuevo con el Sr. Belardinelli.
El director trata conmigo algunos de los conceptos e ideas que están siempre presentes en el tipo de enseñanza que los centros que dirige pretenden fomentar. Para él es importante insistir en el hecho de que la escuela deber ser un lugar de inclusión, donde todo tipo de alumnos tiene su lugar y la oportunidad de progresar y evolucionar como seres humanos. Así, la escuela debe ofrecer las herramientas necesarias para que todo el alumnado (venga de donde venga e independientemente de sus capacidades) logre alcanzar grandes metas. Es por este motivo por el que la escuela desempeña una importante labor dentro de la sociedad y los padres son plenamente conscientes de ello.
Por otra parte, el Sr. Belardinelli insiste en conjugar dos ideas esenciales dentro de su filosofía de trabajo: el aprendizaje cooperativo y la idea de aprender haciendo (learning by doing). Son los alumnos los verdaderos protagonistas de su propio aprendizaje y el adulto sólo debe intervenir cuando el niño le pida ayuda. Para que esta situación pueda darse, es importante que los alumnos desarrollen su autonomía. De ahí la frase de Montessori: “Ayúdame a hacerlo solo”. Es importante que los materiales, el mobiliario y los espacios estén preparados y al servicio de los niños, y el docente debe velar por crear un clima de trabajo óptimo.
Además, los niños deben ser capaces de interactuar y ayudarse entre sí dentro del aula (peer learning) con el fin de lograr un determinado objetivo académico. Esto evidentemente fomenta aspectos tan importantes como el diálogo, la solidaridad, la equidad y la toma conjunta de decisiones.
Después de tratar asuntos tan interesantes como los anteriores con el Sr. Belardinelli, asisto a una sesión de Programación, impartida por la maestra Stefania en un grupo de 3º.
El grupo consta de 22 alumnos, aunque hoy, por distintos motivos, sólo asisten 13. Las mesas se distribuyen en grupos de 6 y 4 alumnos, y para esta sesión los niños van a trabajar en parejas.
Las clases de Programación comienzan en 2º, por lo que estos alumnos ya están bastante familiarizados con esta práctica y con la utilidad que puede tener en otras asignaturas. De hecho, el objetivo de la maestra es que sus alumnos sepan trasladar las técnicas de la programación a las Matemáticas.
El grupo de 3º emplea la aplicación Scratch para aprender a programar de manera sencilla. Esta aplicación fomenta la reflexión de los alumnos, el razonamiento y el trabajo en grupo. Antes de trabajar con los ordenadores portátiles (uno por pareja), los alumnos deben hacer un trabajo previo por escrito en el que reflejan cómo se organizan los diferentes fragmentos de código que dan lugar a las distintas acciones. Una vez hecha en sus cuadernos esta tarea, pasan a reflejarla en Scratch.