Casi sin darnos cuenta ha llegado el último día de la movilidad de alumnos en Telfs, Austria. Una experiencia que será culminada con un día inolvidable.
Empezamos la jornada de nuevo en el centro escolar a las 08:00 horas de la mañana. Los alumnos, en sus correspondientes grupos de trabajo, siguen aprendiendo sobre los diferentes sensores utilizables en Mindstorms EV3 y ultiman los robots así como su programación para las diferentes pruebas que van a integrar la competición de robótica educativa en la que se centrará el día de hoy.
Antes de la competición, hacemos una escapada al centro deportivo de Telfs, situado a un minuto del centro escolar, para llevar a cabo una divertida actividad de escalada en rocódromos dirigida por especialistas.
De vuelta al aula, tiene lugar la competición antes mencionada integrada por dos fases. En la primera fase, los diferentes equipos de trabajo van compitiendo en rondas eliminatorias en las que vence el robot siguelíneas más rápido, esto es, un robot programado para seguir una línea negra haciendo uso del sensor de color. En la segunda fase, conocida como balloon pop challenge, los equipos vuelven a competir en rondas eliminatorias esta vez, con un robot rompe globos, esto es, un robot que lleva adosado un globo, y cuya misión es defenderlo para evitar que sea pinchado por el robot contrario, a la vez que intenta pinchar el globo del oponente. Con esta prueba se da por finalizada la competición donde, en un ambiente relajado, primó la diversión y sobre todo, el aprendizaje.
Llegada la hora del almuerzo, nuestros socios austriacos nos sorprenden con la elaboración, en el mismo colegio, de uno de sus platos típicos de Navidad, tortas cubiertas de azúcar, mermelada o chucrut (col fermentada), según el gusto.
Deleitados con el almuerzo, tiene lugar el primer acto que deja entrever que se aproxima el final de la movilidad, una ceremonia de entrega de unos trofeos artesanales con motivo de la competición de robótica y la entrega de los certificados de participación en la movilidad.
Tras descansar un rato y para poner el broche de oro a esta inolvidable semana, nos dirigimos a una de las estaciones de esquí, que rodean la ciudad, la estación de esquí de Seefeld, a tan solo quince minutos en coche. Allí, alumnos y profesores perdemos la noción del tiempo mientras descendemos en roscos de nieve por la ladera de la montaña envueltos en un paisaje de ensueño. Como no podía ser de otra forma la diversión estuvo asegurada.
Terminada la actividad llega el momento de decir adiós. Con los sentimientos a flor de piel, todos los alumnos se despiden muy emotivamente dando por sentado que se han labrado amistades para toda la vida.
Los alumnos españoles pudieron continuar su despedida en una cena conjunta con las familias con las que han convivido.
Al día siguiente, a horas tempranas, nos reunimos con los chicos en la entrada del que ha sido durante una semana nuestro centro escolar. Las lágrimas vuelven a cobrar protagonismo antes de dirigimos hacia Innsbruck e iniciar así el viaje de vuelta a casa.